Era una mañana de semana como cualquier otra, llevaría a mi hija Chiara al colegio y luego, iría al trabajo. Mientras calentaba el Nesquik de Chiara, busqué mi celular para echar un vistazo a las últimas noticias. Sin embargo, eran como todas las del último año, idolatría por las nuevas inteligencias, y pura misantropía y falta de fe en la humanidad.
En ese instante, una notificación interrumpió mis pensamientos. "Seguro es la factura de un servicio", me dije. Desbloqueé el celular y abrí el mensaje. Para mi sorpresa, era un video.